21 de agosto de 2007

Thinking of...

Café Concepto, así parece que se llamaba... delicioso aroma me relajó, y poco más tarde me mareó...pero me agradaban esas sensaciones; su ambiente me habían hecho hace algún tiempo un visitante asiduo, un degustador especial de sus cafés Illy y por qué no, de sus chocolates...sus tortas cuatro chocolates y más. Se acercó a mí una muchacha de melena desordenada, con una voz clara y dulce---estaba pintada para actriz de teatro...había tenido la oportunidad de conocer actrices con su estilo. Sentí la música electrónica de fondo un poco más fuerte. Hola, hola...saludé dos veces??? Estás resaludada, o bendita dos veces. Me ofreció un cenicero. Lo rechacé. Quería tomarme el pedido. Ese día pedí la carta. Ya sabía muy bien lo que buscaba, pero quise sentir sus manos. Leche. Quiero un latte. Saqué del bolso un libro, leí un par de páginas, pero no pude concentrarme. Mientras preparaba el café me miraba de reojo. Yo también. Dio un gritito sordo. Sus manos de pronto se vieron teñidas de ardor. Recogió rápidamente los restos de vidrios del vaso que había caído al suelo. Su compañero la ayudó; le dijo que fuera a curarse las manos al baño. Fui feliz. El tipo quería ocultarlo, pero yo lo vi, yo vi, yo vi, yo vi...una gota de sangre cayó en la mezcla. Ahora él estaba nervioso. Un señor alto y delgado había entrado al café. Seguro que era el dueño. No sé por qué, pero en el mesón se propuso endulzar mi bebida. Hice un gesto y le dije que me sirviera el café tal cual. Rápidamente hizo lo suyo y me regocijé viendo la separación colorida del marrón con el blanco, los límites tambaleaban a través del cristal. Bebí un sorbo, me fascinó su sabor levemente metálico, era ella por mí... La chica salió del baño y se acercó discretamente hacia mí. Susurró palabras deliciosamente incomprensibles, tomó mis manos y depositó en ellas almíbar de persuasión. -¿Vienes?

1 comentario:

Camila dijo...

Eres genial, Alberto, qué quieres que te diga...