19 de enero de 2008

El placer del encuentro.---

Check up on it! Cansado. Oeste... Micro...larga fila de personas quieren descargar su furia infinita con el mal parido del chofer, ese hijo de su madre que se demora tres cuartos de hora en cambiar de turno con el próximo chofer. La gente no sabe qué hacer, es un abuso. El inspector del intermodal súbitamente es acosado por un montón de viejas que quieren cachetearlo...el otro imbécil no hace nada, se ríe con cara de estúpido, pobrecito él si ya nació así...no hay cambio posible para él (!)Tienes que aprender a entenderlo, idiota! Llega la porquería y empiezan a colarse de todos lados, un mar de gente pretende subirse...patean el pobre cacharro, muchos suben sin pagar, se lo merece. Arriba. Me volteo y la gente transpira, las carnes se están cocinando al jugo y empiezan a manar su hedor nauseabundo. El reggaeton de fondo adorna el cuadro. Sardinas enlatadas. Pedazos de entes sin sentido, cosas--- Maricón culiaooo!!! le gritan, la gente no da más. Desesperanza. No para en los paraderos. De pronto, desde atrás alguien aparece y a empujones se sienta en un puesto que acaba de desocuparse. Una señora embarazada lo observa resignada agarrándose con fuerza a los pilares del cacharro. El joven al lado del intruso, se asusta y no puede disimularlo. Tranquilo socio que atrás los motores me están cociendo. Miro para todos lados y quiero desmayarme, sólo por un ratito por favor. Desaparecer, dejar de ser, perderme en la nada. Me da el sol en la cara. Calor. La luz reflejó en una chapita de un pasajero. Vestía formal y estaba engominado. Me inclino para ver qué onda con lo que llevaba puesto en la camisa. Herbalife! Lo reconocí. Si quiere adelgazar pregunte por mí, o si quiere ganar dinero extra pregunte por mí. Ya no me acuerdo que decía, no sé qué es realidad y qué es prejuicio, macabro! Me pierdo en mi perdición perdida e infinita. Joder! Inhalo profundo y vomito. Sí, todas mis entrañas. Soy exquisitamente feliz.