28 de agosto de 2007

Something...

Ese día se levantó con frío... dio de comer a la iguana que tenía de mascota y la ubicó cerca de una lámpara de tierno calor. El reptil lo miraba fijamente, inmóvil, juzgando...no tengo idea qué es lo que se creía, acaso pretendía ser conciencia censuradora, qué sé yo y no pretendo saberlo tampoco... Esta vez sintió miedo y la abandonó rápidamente. Cerró la puerta. Infinita ansiedad se apoderó de él y su respiración se agitó. Buscó las llaves en medio de su ropa de cama, en medio de los pliegues. Ahí estaban. Miró las llaves y rápidamente encerró al animal. Se sintió más aliviado. Porquería!!! Bajó a la cocina. Puso a andar la máquina moledora de café; luego calentó la leche y preparó el café. Se hizo unas tostadas y comió cereales. Leyó el diario atrasado. Recordó que no había endulzado la bebida, así que se sacó la pestaña del párpado izquierdo y la revolvió rápidamente. El refugio se regocijó con los aromas y clamaba por más. Cerró el periódico. Partió un limón por la mitad y se lo repasó por el sobaco. Se colocó un poco de leche en el pelo. Perfecto. Terminó con unas gotitas de restos de café que se roceó cerca del cuello. Al salir de la cocina no pudo dar crédito a lo que sus ojos veían. Se desvaneció. No pudo respirar y se sintió desprotegido. Quiso guardarse en su caparazón, pero ya era muy tarde. La iguana se había escapado y la desgraciada pretendía sacarle fotos quizás para vendérselas al demonio, madre mía. Horror!!! Con qué derecho pretendía retratarlo? La siguió por toda la casa. Devuélvele su cámara. Se coló por la puerta de salida. Lanzó un alarido de deseseración. Vuelve. Abrió la puerta. Su rostro se desformó. No! Se despertó de la realidad. Ya había vuelto al sueño.

21 de agosto de 2007

Thinking of...

Café Concepto, así parece que se llamaba... delicioso aroma me relajó, y poco más tarde me mareó...pero me agradaban esas sensaciones; su ambiente me habían hecho hace algún tiempo un visitante asiduo, un degustador especial de sus cafés Illy y por qué no, de sus chocolates...sus tortas cuatro chocolates y más. Se acercó a mí una muchacha de melena desordenada, con una voz clara y dulce---estaba pintada para actriz de teatro...había tenido la oportunidad de conocer actrices con su estilo. Sentí la música electrónica de fondo un poco más fuerte. Hola, hola...saludé dos veces??? Estás resaludada, o bendita dos veces. Me ofreció un cenicero. Lo rechacé. Quería tomarme el pedido. Ese día pedí la carta. Ya sabía muy bien lo que buscaba, pero quise sentir sus manos. Leche. Quiero un latte. Saqué del bolso un libro, leí un par de páginas, pero no pude concentrarme. Mientras preparaba el café me miraba de reojo. Yo también. Dio un gritito sordo. Sus manos de pronto se vieron teñidas de ardor. Recogió rápidamente los restos de vidrios del vaso que había caído al suelo. Su compañero la ayudó; le dijo que fuera a curarse las manos al baño. Fui feliz. El tipo quería ocultarlo, pero yo lo vi, yo vi, yo vi, yo vi...una gota de sangre cayó en la mezcla. Ahora él estaba nervioso. Un señor alto y delgado había entrado al café. Seguro que era el dueño. No sé por qué, pero en el mesón se propuso endulzar mi bebida. Hice un gesto y le dije que me sirviera el café tal cual. Rápidamente hizo lo suyo y me regocijé viendo la separación colorida del marrón con el blanco, los límites tambaleaban a través del cristal. Bebí un sorbo, me fascinó su sabor levemente metálico, era ella por mí... La chica salió del baño y se acercó discretamente hacia mí. Susurró palabras deliciosamente incomprensibles, tomó mis manos y depositó en ellas almíbar de persuasión. -¿Vienes?

16 de agosto de 2007

Relajo

Ese día se había levantado sin cargas, quiso que las cosas ocurrieran...por un momento se preguntó si existía la posibilidad de no existir, de no actuar en el mundo...probablemente no, pero hizo "como si"...qué estupidez esa. En verdad no se trataba de ningún bajón, sino que de experimentar la deliciosa sensación de no ser por un momento. No quería elegir, eso estaba claro. Tomó (é) el metro, pero juro que no fue decisión mía...sólo que se me topó en el camino y no quedaba otra. La porquería de ferrocarril se quedó en panne o algó así. Una vez más estaba el locutor del metro...puedo apostar mis lóbulos a que los drivers en verdad son locutores frustrados...buenas tardes, señores pasajeros, les informamos que permaneceremos en esta estación por un tiempo mayor a lo esperado. Por su comprensión, gracias. Bueno, fíjese que mejor no me agradezca nada porque no le comprendo, sólo comprendo que usted quiere trabajar en una radio. Aunque después de todo no creo que se encuentre tan infeliz fíjese, de hecho...creo que usted está muy realizado por ser el rey del falo mayor: el metro...qué diría Lacan de aquello. Siento una mano insistente a la altura de mis hombros...sabe que se la voy a cortar. No, por favor, más ratico que no estoy preparada. Bueno, está bien. Sigue la mano...sabe qué mijito deje de estar hablando leseras...el falo qué se yo...mire que aquí hay niós escuchando. + -Mamá, por qué dice que es el rey del "palo". -Ya vamos a llegar, Martín- Filo, me bajo del metro, no tengo idea en qué calle voy, sólo camino. No me vean, pero véanme caminar. Giro a la derecha; me propongo entrar a un local cuando oigo un grito súbito que me estremece el alma. Ohh!! Parece que una señora de la vereda de al frente se ha dado cuenta que le ha salido una cana. Grita infinitamente creando la atmósfera de un clímax tormentoso. Delicioso. Entro, doy unos pasos. Un exquisito calor asciende por mis mejillas. Segundos después abro los ojos y siento ganas de llorar. Me ahogo.